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La envidia y la gratitud en la teoría kleiniana

Dentro de la teoría kleiniana, la agresión juega un papel constitutivo de la mente. Las personas se relacionan con otras de forma ambivalente entre el amor y el odio. El papel endógeno de la agresión parte de una fuente interna.


Para Klein, no es provocada por la realidad externa. Hay posturas opuestas en las que la hostilidad se comprende como resultado de factores ambientales en el desarrollo del niño. Klein apunta a una agresión interna que es constitucional.


Por otro lado, Klein escribe sobre la gratitud en la infancia: “Una gratificación plena en el pecho significa que el niño siente que ha recibido de su objeto amado un regalo único que quiere conservar. Esta es la base de la gratitud” (1957, p.118).


Algunos casos clínicos:


Para ejemplificar estas ideas, expondré algunos ejemplos:


Recuerdo una paciente que solía imaginar durante la pandemia por covid-19 que quedaría infectada mientras su familia se iba de viaje y nadie se enteraría de su muerte.


Sin duda, hay una parte de realidad acerca de la peligrosidad que el virus trajo a nuestras vidas, sin embargo, desde la perspectiva kleiniana hay pensamientos hostiles. Dentro del análisis, la paciente mostraba coincidencias entre los momentos de angustia cuando pensaba en ello y momentos donde recordaba que de niña sus padres a veces la dejaban sola en casa para hacer sus cosas y ella se sentía abandonada, excluida y enojada. Así, la paciente no experimentaba hostilidad hacia sus padres conscientemente, solo una angustia paranoide de morir.


Para Klein, la angustia más profunda tiene que ver con el deseo del niño de atacar el cuerpo de la madre. El niño puede imaginar que el cuerpo de la madre es un lugar peligroso y terrorífico, lo que da origen a la paranoia; o bien, el propio interior del cuerpo del niño es un lugar terrorífico por la introyección que el propio niño hace de sus objetos peligrosos.


La misma paciente, en una sesión al entrar al consultorio me dice: “mi hermana se va a casar”. Durante la sesión, había un clima de negación al tema del casamiento. Dos días después, me dice que ha tenido diarrea desde que salió del consultorio la sesión anterior. Lo dice con pesar y muy angustiada.


La paciente misma señaló la relación entre el casamiento de su hermana y la diarrea. La tristeza, la angustia y la diarrea son en gran medida consecuencias concretas y persecutorias de las fantasías destructivas guiadas por celos y envidia hacia el casamiento de su hermana.


Celia y Norberto Bleichmar en “El psicoanálisis después de Freud” (1989); plantean como Klein en 1957 escribió su teoría de la envidia a la cual describe como un impulso agresivo que el bebé siente desde el comienzo de la vida dirigido al pecho de la madre con el deseo de dañar los aspectos buenos y protectores que ofrece el objeto nutricio. Atacar lo bueno y valioso.


Este sentimiento se pone en evidencia y se acentúa justamente cuando el niño siente la gratificación. Parecería un aspecto irracional y paradójico de la envidia. Si con nuestro sentido común tendemos a pensar que ante una situación gratificante reaccionamos con buenos sentimientos, Klein viene a complejizar esta idea señalando el proceso contrario; la envidia ataca lo que el otro nos ofrece porque no podemos tolerar que esas capacidades sean ajenas, aún en el caso de que seamos los beneficiarios (p.149-150).


Una paciente con fallas en el desarrollo temprano tiene dificultades para enriquecerse de lo que los demás pueden brindarle. Por ejemplo: su pareja quiere regalarle un viaje al extranjero pero ella dice que no podrá ir porque tiene mucho trabajo en su oficina. Además dice sentirse extraña de que un hombre la invite con todo el gasto que eso implica. A la vez, tiempo atrás, la paciente criticaba a su madre por no aceptar un viaje a Japón que deseaba regalarle.


La paciente quedó identificada con su madre en cuanto al rechazo al viaje a Japón. El trato sádico que hace a los objetos y al propio yo. Lo que se le hace al objeto, se le hace al yo también. Además un conflicto de competencia con los hombres ya que no tolera que su pareja la invite. Así la envidia matiza sus relaciones. Rechazar el viaje al extranjero no solo se ve como un acto que hizo la madre, sino que representa a un objeto interno que repudia lo que los demás pueden darle.


"Klein había mencionado esporádicamente desde los primeros momentos de su obra la existencia de sentimientos envidiosos ligados con la voracidad. Son fantasías de robar, vaciar y destruir el cuerpo de la madre. En su trabajo de 1957, incluye la envidia como un elemento psicológico muy importante en el desarrollo temprano; la denomina primaria, vale decir que está dirigida al pecho de la madre, primer objeto con que se vincula la mente del bebé. Esta es una de las ideas más controvertidas del pensamiento kleiniano”. (Bleichmar, 1989, p. 151).

La misma paciente anteriormente mencionada con marcados sentimientos de envidia un día me dice: “Fíjese que ayer fui a tomar café con una amiga y me dijo que me nota diferente, que mi semblante es diferente y que tengo más brillo en mis ojos. Me parece que algo de eso tiene que ver con mi trabajo aquí con usted”.

A pesar de los intensos sentimientos de envidia de la paciente, aparecían en el análisis intentos de agradecimiento hacia mí. ¿Qué me agradecía?: Poder abordar su realidad psíquica, la atención y la interpretación, mi abstinencia. El poder reconocer sus sentimientos y hablar claramente de ellos. En resumen creo me agradecía por hacer mi trabajo. Aparecían sentimientos amorosos en ella a pesar de la marcada agresión y envidia que experimentaba.


“Así, en la clínica, la agresión no se elimina del todo pero sí se atenúan de forma considerable las defensas rígidas contra esta. La escisión entre el amor y el odio será menos marcada a través de la interpretación de la transferencia negativa y de las fantasías hostiles del paciente”. (Ortiz, 2011, p. 34).

Para lograr disminuir la agresión, se requiere del acompañamiento minucioso y comprometido del analista y del deseo de explorar los objetos internos, externos y fantasías inconscientes del paciente entre muchos otros factores que enriquecen un buen análisis.




Referencias

  • Bleichmar, C y N. (1989), “El psicoanálisis después de Freud”. México. Paidós, pp. 149-150-151.

  • Klein, M. (1957), “Envidia y Gratitud”. Londres. Paidós, p. 118.

  • Ortiz, E. (2011), “La mente en desarrollo”. Ciudad de México. Paidós, p. 34.


Madre con bebé ña envidia y la gratitud en la teoría kleiniana


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© by MTRA. Claudia Foster

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