El corredor solitario (1976)
- Claudia Foster
- 27 jul
- 12 Min. de lectura

El corredor solitario es una película dirigida por Michael Landon quien a su vez es el protagonista de la historia. Landon quiso plasmar en esta película un fragmento de su autobiografía y su historia con la enuresis nocturna que padeció cuando tenía 13 años. La película comienza con escenas donde Landon, ya un hombre adulto, es ganador de medalla olímpica al mejor corredor en juegos olímpicos. Recuerda la causa que lo llevó a ser un gran corredor: la enuresis nocturna. Así, se va transportando al pasado en su propia mente y nos va narrando sus vivencias cuando era apenas un chico en la pubertad. Landon encarna a un chico llamado John Curtis y todo lo que ocurría alrededor de su síntoma.
“Son muchas las consultas que los psicoanalistas recibimos por niños que presentan perturbaciones en el control de esfínteres, tanto del vesical como del anal. Reflexionar sobre este tema y elaborar algunas hipótesis nos puede ser útil para encarar esos tratamientos, en los que es habitual se presenten varias dificultades. Uno de los problemas con el que nos enfrentamos es la hostilidad que tanto la enuresis como la encopresis despierta en los adultos”. (Janin, 2012, p. 149).
Palabras clave: enuresis, síntoma, control, narcisismo, erotismo agresión.
Indice
1. Desarrollo/Sinopsis de la película
2. Tratamiento psicoanalítico para John
3. Bibliografía
1. Sinopsis/Desarrollo
John es un chico de 13 años. Estatura media para su edad, educado, amigable, saca buenas notas y juega futbol en la secundaria donde asiste. Hijo único de un matrimonio cuya madre es una ama de casa de aproximadamente 35 años bien arreglada, rígida, fría, manipuladora. Para ella no hay cabida para las equivocaciones. Devalúa tanto al padre de John como a John. De actitud negativa y siempre pendiente de la casa, la limpieza y el que dirán. El padre un hombre alrededor de los 40 años, empleado, de actitud amable y amoroso con su hijo. Débil y empático, preocupado por el bienestar de su hijo. Parecen un matrimonio de un nivel socio económico medio con rutinas diarias bien establecidas.
La película comienza cuando John muy temprano en la mañana se levanta y lo primero que hace es cambiarse el pijama y meter las sábanas en una maleta para posteriormente cambiarlas por otras antes de que sus padres se despierten. El padre entra al cuarto y le pregunta si se ha mojado y John le contesta que no. El padre muy contento va con la madre y le dice que ya van 5 noches que no lo hace. A lo que la madre dice que 5 noches no es nada y que parece un bebé. El padre muy enojado, le dice que ella tiende a hacerlo sentir mal y que lo ridiculiza con sus amigos. John no quiere invitar a sus amigos a su casa porque sigue durmiendo en camita individual y le da vergüenza ya que todos sus amigos ya tienen cama grande. La madre muy enfática dice: “Y si se sigue mojando menos va a tener una cama grande”.
Este fragmento de la película nos va dando un panorama general de lo que sucede con John.
Para Janin, en: “El Sufrimiento Psíquico en los niños” (2012); el hacerse pipí, sobre todo de noche, suele concitar la hostilidad de los padres, que lo viven como algo que el niño les hace a ellos. Mucha s veces se considera un desafío a la omnipotencia parental. Sin embargo, entendemos que es un síntoma, que el niño está luchando contra sus deseos inconscientes y que no hay intención de orinarse. Es una tentativa de expresión de conflictos no resueltos que implica mucho sufrimiento para un niño. Existe una función erótica en la retención: el niño se agita, aprieta los muslos, se toca el sexo. Siente la necesidad, pero desea mantener durante todo el tiempo posible la excitación que la retención de orina provoca en la zona del trígono y del esfínter. Esta tensión mantenida, verdadero equivalente masturbatorio, se resuelve por la emisión de la orina que adquiere así un valor orgasmático. (pp. 172-173).
John todos los días, sale de su casa y antes de ir a la escuela corre a una lavandería con las monedas que le dan sus padres para el lunch y lavar ahí las sábanas para posteriormente meterlas en una maleta e irse a la escuela. Esto le ocasiona que a veces llega tarde a la escuela y a la hora del lunch no come bien porque ya no le alcanza el dinero por lo que le invirtió a la lavadora. Se da cuenta que no podrá seguir haciendo lo de la lavandería por mucho tiempo. En la secundaria, conoce a Nancy, una chica que le atrae y que acaba de llegar al vecindario. Es su vecina de junto a su casa. Ella al parecer, también se siente atraída por John. John cuando está con ella, se muestra muy inseguro y tímido.
En casa, John se sigue preguntando a sí mismo: “¿Que me sucede? ¿Por qué me pasa esto? La madre por su parte ha decidido exhibir la sábana llena de orina en la ventana del cuarto de John para que todos los vecinos lo vean si lo vuelve a hacer. El padre la apoya en su decisión a pesar de que sabe que afectará a su hijo.
John vuelve a mojar la cama, pero los padres han descubierto la mentira, además de que la lavandería ha cerrado sus puertas al público. Entonces deciden llevar a cabo el plan de exhibir la sábana en la ventana. Al salir de la escuela, John corre todos los días desesperadamente hacia su casa para que Nancy o sus amigos no vean la sábana colgada. También empieza a dejar de asistir a sus prácticas de futbol en las tardes para salir corriendo de la escuela y quitar la sábana. Hace desaparecer con el camión de la basura la maleta con todo el equipo de futbol para que sus padres no lo obliguen a quedarse a practicar después de clases.
Hasta este punto de la película, vamos viendo como el síntoma empieza a afectar varias esferas de la vida de John: llegar tarde a la escuela, comer poco por gastar en la lavandería, mentir, dejar de ir a sus prácticas de futbol por el temor a que vean la sábana colgada llena de pipí, dejar de ir con sus amigos a dormir a sus casas ya que puede llegar a orinarse en casa ajena. Además del dolor psíquico que John experimenta por su síntoma enurético.
La madre de John al parecer rechaza todo placer y autonomía de su hijo: no lo deja ir con sus amigos a hacer planes propios de los púberes, no quiere que tenga una cama grande, lo humilla ante todos y el padre, aunque no está de acuerdo, no tiene la suficiente fuerza para defenderlo, lo abandona y por lo tanto, a John le es difícil apropiarse de su propio cuerpo e inhibe sus deseos. Al parecer, en la película es una enuresis secundaria, es decir que John si llegó a controlar esfínteres en algún punto de su desarrollo, pero en la pubertad, hubo una regresión. Podríamos pensar que, dadas las características de la estructura familiar, John tiene un gran temor a la genitalidad y a quedarse infantilizado.
Dice Klein en: “El Psicoanálisis de niños“ (1975); que los púberes tienen impulsos más poderosos, su actividad de fantaseo es mayor, y su yo tiene otros requerimientos en relación con la realidad. Las manifestaciones de ansiedad y afecto son mucho mas pronunciadas que en el período de latencia y son un tipo de recrudecimiento de las liberaciones de ansiedad que en etapas mas tempranas. Para los púberes, el deporte ofrece oportunidad de rivalidad con otros, admiración de los compañeros, y son un medio de vencer la ansiedad. En esta etapa, los púberes dan expresión de su rivalidad con el padre por posesión de la madre y también respecto a su potencia sexual, lo que potencializa la ansiedad y la culpa. (pp. 95-96).
Cuando los padres de John deciden llevarlo al médico, este les dice que algunos niños tienen el sueño muy profundo y no pueden despertarse para ir al baño. La madre le dice al médico que es por la flojera de levantarse y molestarla a ella a lo que el éste le dice que nadie desea mojar la cama conscientemente. Les sugiere llevarlo con un psiquiatra y la madre reacciona muy alterada y defensivamente y dice: “Doctor: no necesito un psiquiatra que me diga que el chico simplemente lo hace a propósito para molestarnos y es flojo” a lo que el médico ya molesto le responde que poniendo las sábanas afuera de la ventana para exhibir al chico no es una solución. La madre sale del consultorio de forma agresiva y muy molesta con el médico, el padre está callado durante toda la consulta.
“La enuresis secundaria suele ser equivalente a un síntoma histérico, en tanto suele haber un deseo que insiste frente a la represión ya lograda, que fracasa. Fracaso generalmente desencadenado por una situación específica (no siempre evidente para el entorno). El orinar, suele ligarse a la masturbación, en tanto que es el modo que puede aparecer la descarga de la excitación. El conocido refrán: “el que juega con fuego se orina de noche” alude a la excitación sexual y a la ligazón entre el erotismo uretral y el fuego”. (Janin, 2012, p. 174).
Al parecer, la represión de los impulsos incestuosos propios de la etapa del complejo de Edipo en John se llevaron a cabo, pero en la pubertad, se reeditaron con mayor fuerza en forma de un síntoma enurético con varias causas: el deseo prohibido por las chicas, la excitación (homosexual) incluso hacia sus compañeros de escuela manifestada en las pijamadas entre chicos, viendo mujeres en la televisión semi desnudas, la aparición de su vecina Nancy, y el rechazo de la madre para rebajar su ansiedad negándose a apoyarlo en actividades propias de un chico de 13 años. La humillación y la exhibición de la sábana orinada y la falta de un apoyo paterno para ponerle límites a la madre (ley del padre). John se encontraba con su propio cuerpo incontrolable y con un afuera hostil que lo atacaba. Así, John extinguía su propio fuego (excitación) con su propia agua (orina). Quizás por las noches John sentía en un inicio un placer en la retención de la orina, pero también un temor a la castración de su pene por temor a sus deseos sexuales. Inundar es una forma que toma el sadismo uretral.
Alrededor de la mitad de la película, el profesor de atletismo pone a correr a todos los compañeros del salón de clases en la pista de atletismo. John saca una ventaja considerable del resto a lo que el profesor le hace notar que tiene un record “senior” y que es un buen corredor, Le pregunta si corre constantemente a lo que John dice que sí. Le sugiere que puede quedarse en las prácticas de atletismo para concursar el año próximo. John se muestra entusiasmado, pero inmediatamente piensa en que después de la escuela debe correr a quitar la sábana de la ventana. Le dice al profesor que lo va a pensar y lo platicará con sus padres. Al planteárselo a sus padres, la madre de una forma humillante le dice que, así como corre de rápido en la pista de atletismo le gustaría que corriera de su cama al baño. También le dice que aceptó la invitación para él que le hicieron a quedarse a dormir con sus amigos y al día siguiente ir al cine. John se muestra ansioso y trata de decirle que por favor no quiere ir. El padre trata de intervenir y le pide que no lo exhiba así delante de sus amigos a lo que ella contesta que no le interesan sus amigos, le interesa ya no estar lavando sábanas y que será una prueba de fuego para saber si lo hace en casa ajena o solo con ellos. En la casa con los amigos ven mujeres semidesnudas, se excitan y cuando ya se tienen que ir a dormir, John pasa toda la noche viendo a la ventana intentando no quedarse dormido para no tener un accidente en la cama y que sus amigos vean que se moja. Logra permanecer despierto, pero en el cine mientras todos están disfrutando de la película, John se duerme ya que no pegó los ojos en toda la noche. La madre le dice que no se ha orinado en casa ajena y que por lo tanto exige la misma cortesía para ella. Le dice al padre que tenía razón, que “el chico” (así lo llama su madre) no se mojó en casa ajena y que por lo tanto lo hace a propósito.
Dice Aberastury en: “La adolescencia normal” (1988), que el adolescente normal vive la pérdida de su cuerpo infantil con una mente que se está haciendo más adulta. Este fenómeno produce una despersonalización que domina su pensamiento. Niega su cuerpo infantil perdido, en fluctuaciones incesantes con la realidad, que lo ponen en relación con sus padres, su familia y el mundo que lo rodea y del cual depende, Elabora esa pérdida y va aceptando su nueva personalidad. La relación infantil de dependencia se va abandonando. Hay impotencia frente a los cambios corporales, la identidad, el rol infantil en pugna con la nueva identidad y las expectativas sociales. La elaboración incompleta de los duelos de la adolescencia producirá fijaciones o exageraciones en procesos del desarrollo que pueden llevar al sujeto a perturbaciones mas serias. (pp. 143-144-145-155).
La sábana exhibida con pipí es vista en la ventana por Nancy y el padre de ésta. Para John esto es intolerable por lo que decide huir de su casa. La madre parece insensible ante la huida de su hijo. El padre muy preocupado. John se refugia en una tienda departamental en donde fantasea ser jugador de futbol americano con casco. Mas tarde va al área de colchones y se acuesta en una cama grande. Se queda dormido toda la noche. John es localizado por la policía, ve a sus padres y lo primero que le cuenta a su padre es que durmió en una cama grande y estuvo seco toda la noche. La madre empieza a gritarle y por primera vez el padre le grita que se calle. Le confiesa a su hijo que él también se mojaba a los 14 años. John abraza a su padre.
Ahora, dice Bekei en: “Trastornos psicoanalíticos en la niñez y en la adolescencia” (1984), que el niño necesita que la relación madre-hijo sea suficientemente buena para que se despliegue de forma adecuada el control vesical en un momento del desarrollo temprano. Winnicott lo considera un trastorno de tipo destructivo, un reclamo de ayuda de una madre poco dedicada a las necesidades emocionales del niño. La cama que el niño moja representaría a la madre, a quien exige el derecho de mojarla como lo hacía de bebé, al mismo tiempo que la agrede por no cobijarlo más como en aquel entonces. (pp. 275-276).
Por lo tanto, podemos pensar que, en el caso de John, la mala relación que tiene con su madre también pudo haber sido la raíz en la etapa anal del desarrollo de este síntoma en la adolescencia, y no solo represiones inconscientes. La madre era una mujer muy fría que quizás en esos momentos de su desarrollo entre el año y medio y los tres años de vida, no fue lo suficientemente cariñosa con John. La deprivación y la sensación de vacío se transforma en sadismo tratando de vaciar el pecho que puede traducirse en un castigo por haberla dañado. Entonces los niños se orinan para constatar que pueden sacar todo lo malo y dañino dentro de ellos. El niño busca castigo y humillación por sentimientos de los que se siente culpable. Este sería el lado masoquista de John (agresión vuelta hacia si mismo).
2. Tratamiento psicoanalítico para John
Es importante puntualizar que el sufrimiento de John trata de comunicar algo, el síntoma es un mensaje y los padres deben recibirlo como tal. No es algo contra los padres.
“Al ubicar el síntoma como la expresión de aquello que el niño desconoce y teniendo en cuenta que generalmente el entorno está comprometido, se puede correr la mirada de la perturbación al niño” (Janin, 2012, p. 179).
Yo trabajaría psicoanalíticamente con John para que vaya encontrando vías de placer tanto de su erotismo como de su agresión. Haría intervenciones interpretativas y estructurantes. Trabajaría con los padres en sesiones a parte ya que el control esfinteriano por lo general involucra a otros y se busca ir desarmando repeticiones. Recordemos que, al terminar la película, el papá de John le confiesa que él a los 14 años también sufrió de enuresis.
Trabajaría desarmando la cebolla ya que en John se ven diferentes problemáticas: la entrada a la adolescencia y el duelo por el cuerpo infantil, la excitación por las niñas, su prohibición y su relación con la masturbación, el miedo a la genitalidad. Recordemos que el complejo de Edipo se reedita en la pubertad. El deporte es una buena vía de descarga ante pulsiones sexuales y agresivas así que esa parte me parece que está bien con John. La relación con los padres en tanto que el padre es gris en relación a la madre, no le pone límites y John se ha visto perjudicado por esto. Es decir, no hay ley del padre. La relación con su madre que le genera ansiedades persecutorias muy arcaicas. Parecería que durante el desarrollo el tiempo de entrenamiento para el control esfinteriano fue muy rígido, ella no tuvo la paciencia para cruzar esta etapa con amor. Lo más probable es que haya sido un etapa difícil tanto para la madre como para el hijo por el rechazo a la suciedad que la madre plasma en la película, la perfección, y el qué dirá la sociedad si su hijo estaba sucio. Ella infantilizaba a su hijo, quizás por un temor a verlo crecer, desarrollarse y tener deseos por las mujeres. El no querer comprar una cama grande, humillarlo ante sus amigos para hacerlo sentir chiquito y sucio, es una manera de hacerlo sentir que no puede con la vida, ni con las mujeres, ni con sus deseos. Sugeriría a ambos padres un espacio terapéutico con otros analistas individualmente para poder tratar sus propios conflictos internos y así poder ayudar mejor a John.
La enuresis de John no se resuelve comprando una cama grande, es una trama compleja de conflictos, muchas veces intra e intersubjetivos. Desarmar el síntoma nos ayuda a elaborar los deseos y las prohibiciones que lo sostienen. Abrir la posibilidad de una asociación libre donde John pueda hablar de sus fantasías sin temor al juicio, bajo un encuadre bien establecido y conjuntamente con los padres para que el período de la adolescencia sea lo más normal y amable posible. Así se irá desplegando la sexualidad infantil y se construirán nuevos recorridos de satisfacción pulsional.
3. Bibliografía
- Aberastury, A. (1988). “La adolescencia normal”. México. Paradiso Educador, pp. 143-144-145-155.
- Bekei, M. (1984). “En trastornos psicoanalíticos en la niñez y en la adolescencia”. Buenos Aires. Nueva Visión. pp. 275-276.
- Janin, B. (2012). “El sufrimiento psíquico en los niños”. Buenos Aires. Noveduc. pp. 149-172-173-174-179.
- Klein, M. (1975). “El psicoanlálisis de niños”. Barcelona. Paidós, pp. 95-96.
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